Querido Fernando.
Es el final de una era. Una era que tú has protagonizado y
que has hecho propia. Queriendo o sin querer, hiciste historia. De ese chavalín
imberbe de 19 años que parecía que se iba a comer el mundo de la F1, a un
hombre hecho y derecho de 37 que va a comerse el mundo del automovilismo para
ser más leyenda todavía.
Tal vez no llegues jamás a leer estas líneas, pero mi
corazón me pide escribirlas y compartirlas con los lectores. Ya ha llegado, ya
ha terminado tu última carrera en Fórmula 1. Y menuda carrera, undécimo,
rozando los puntos, que habría sido el 1900, una cifra redonda. Y con una
vuelta memorable en Q1, con un McLaren para ser 17º lograste meterte entre los
15 mejores. Pero se terminó. Como dice la canción “Miedo” de M-Clan: “Para
empezar, diré que es el final…”.
Permíteme que me ponga un poco más personal. Quiero darte
unas inmensas gracias. Gracias, por haber hecho que me aficionara a la Fórmula
1. Gracias por haberme hecho vibrar, tanto en los altos como en los bajos
momentos. Gracias por ser culpable de no perderme ni una carrera, ni antes ni
ahora que te vas, sea a la hora que sea. Por ser el culpable de hacerme
madrugar un fin de semana, por hacerme trasnochar, y por ser culpable de que
empezara con este blog. Por ser culpable de que ahora esté estudiando para
intentar llegar a trabajar en ese mundillo, y poder trabajar mano a mano como
mecánico del futuro Fernando Alonso.
Tu historia en F1 ha sido bonita, y aunque tal vez merezcas
más títulos de los que tienes, puedes estar orgulloso de todo lo logrado.
Tienes un palmarés envidiable, que muchos pilotos desearían. Pero ahora vete.
Vete y gana. Tienes un objetivo por lograr, la Triple Corona, que está a un
solo paso. Vete, y gana. Pero también te pido que si vuelves a la F1, que sea
para ganar, y te retires con un tercer título que realmente mereces.
Gracias campeón, y “hasta luego”.
De Sergi, un simple aficionado.
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